domingo, 24 de julio de 2016

Amigos son !!, los amigos Zamoranos


Con la cordialidad de los zamoranos, su centro en Buenos Aires invitó a todos los corriligionarios para un almuerzo de camaradería en conmemoracion del Dia del Amigo con una mondongada a la española con el fin de festejar tan grato dia ​después de 80 años que cumple la institucion de la Casa de Castilla y León.
La amistad se pone también de manifiesto en la conmemoración del Bicentenario argentino que tiene la oportunidad de amalgamar los gestos recíprocos de solidaridad entre ambos paises, desde su fundación el 1 de junio de 1923.
La reunión fue compartida por los asistentes con un bingo que atrajo la atención de los amigos con mucha alegria en el marco de una cordial confraternidad.


La provincia de Zamora es parte de la historia de España que se localiza en el área geográfica aproximada de Zamora que ha tenido desde sus inicios tres ciudades históricamente importantes: Zamora,Toro y Benavente.
Su origen se vincula con las clásicas mansiones que flanqueaban las calzadas romanas de la época, en éste caso la Vía de la Plata. En el 569 en plena época visigoda, aparece el enclave con el nombre de Semure, pasando a denominarse Azemur (olivar silvestre) o Samura durante la dominación musulmana. Después de la Reconquista, en torno al año 754 por parte del rey Alfonso I de Asturias, y trás ser reconstruida y repoblada por el rey Fernando I de León (1010-1065) en el siglo XI, pasa a denominarse Zamora.
En 1983 se constituye la comunidad autónoma española de Castilla y León, y la provincia se incluye como parte de ella junto con otras ocho provincias españolas.
El esplendor económico y artístico de la provincia comienza en el siglo XI, cuándo la población se ve incrementada en sus ciudades más importantes, y aumentan con 24 iglesias, un castillo, murallas, un puente, dos palacios y nueve casas, razón por la cuál Zamora está considerada "la ciudad del Románico" y se edifica la que será la primera catedral del Reino de León.
Se establecen las instituciones religiosas y civiles y nacen las tradiciones religiosas de la Semana Santa, y muchas de las costumbres de los pueblos rurales de la provincia que se van afianzando cada vez más.


El declive se inicia trás la muerte de los Reyes Católicos y se va acentuado lentamente trás la Guerra de la Independencia, y posteriormente debido a la adaptación de la revolución industrial, poco a poco viene sufriendo la región un despoblamiento de sus áreas rurales hacia las capitales.

martes, 19 de julio de 2016

Festejo Bice independencia argentina en la Asociación de Arantei y Vilamarin e A Peroxa


La Asociación Gallega de Arantei, Vilamarin e A Peroxa de Bs As en su sede festejó el Bicentenario de la Independencia con un almuerzo de su tradicional paella ofrecido a sus simpatizantes y corriligionarios de la colectividad gallega de la región, y en ésta ocasión fue con palabras alusivas de su Presidente Santos Gastón Juan.


El festejo fue amenizado por el conjunto de gaitas y bailes típicos de muñeira, y un conjunto de folklore argentino en un cálido ambiente festivo y de alegría.


   
             
   





Los asistentes después del almuerzo pudieron degustar la "queimada"  de los embruxos tradicional.
La comunidad gallega de Orense también sostuvo con fines culturales y de recreación para inducir elevar el espíritu de sus asociados y para fomentar su solidaridad en el país.


Vilamarin es bello municipio del interior gallego para los que gustan de los vestigios arqueológicos, un coto de caza  y sus iglesias como Castriño de Orbán y otra de Vilamarin que destaca su única nave rectangular con un gran presbiterio cuadrado y con un retablo de obra neoclásica en la diósesis de Ourense. La iglesia San Vicente de Readigos conserva su estilo románico con retablos barrocos del siglo XVIII. También la iglesia de León es románica reformada en el siglo XVIII y muy cerca hay un crucero del siglo XIX. Abunda las construcciones en el municipio de Vilamarin edificado en la Edad Media y que hoy pertenece a la Diputación de Ourense.
En la parroquia de Sobreira está el pazo de Rego que guarda las armas de Enriquez, Mosquera y otros. En Tamallancos se encuentra un pazo que como el de Orbán es rectangular sin torres y rodeado de un muro de piedra que abre un portón de acceso con un escudo sobre la clave del dintel.

A Peroxa es una comarca de Ourense a 15 Km elegida por los ourensanos para tener una segunda vivienda.
Las 12 parroquias que tiene el municipio fueron dominadas en el Medioevo por el Conde de Ribadabia donde también fue importante el señorío ejercido por el Obispado de Ourense que administró Vilarrubin y Toubes. Por otra parte la parroquia de San Cibrao de Armental que perteneció al señorío de Don Pedro Lozada y la de Beacán al monasterio benedictino de San Estebo de Ribas de Sil.
De la Edad Media se conservan las ruinas del castillo que perteneció al antiguo gobernador que más tarde fue propiedad del Conde de Ribadabia durante el reinado de Alfonso II en el año 793, para luego ser adquirido en 1920 por Don Artemio Fernández Quintela que vendió la piedra de la "Torre de Homenaje" para construir la actual iglesia de A Peroxa.
La arquitectura religiosa destaca las iglesias de Vilarrubin, Armental, San Vicente de Graices y la de San Xes con su bella torre barroca con doble balconada.

sábado, 9 de julio de 2016

Bicentenario de la Independencia Argentina - 1816- 2016



El Congreso General Constituyente de 1816 convocado por el director interino Ignacio Alvarez Thomas, tenía el propósito de tratar dos cuestiones por los patriotas desde 1810 sobre la Independencia y su organización constitucional. El movimiento independentista  nacido con las invasiones inglesas y consolidado en la Revolución de Mayo, se debatía en 1816 con su crisis interna de discordias políticas y desastres militares, enfrentando la amenaza española mientras se procuraba la acción diplomática al buscar el apoyo exterior a la causa de la libertad. Desestimando las suspicacias del interior respecto a la supremacía de Buenos Aires, el Congreso debía celebrarse en Tucumán donde San Martín desde Mendoza y Belgrano recién llegado del exterior, asegurarían el triunfo de la Independencia.
Francisco Narciso Laprida con su voz declaró la independencia en que se desvivían en luchas internas las provincias con diversos conflictos en donde los congresales rezaban para dar "gracias a Dios" por el caos de la repercusión de las guerras civiles. El Poema de Borges de su Oda en el Sesquicentenario en 1966,  después deslumbró con la polémica con "Nadie es la Patria", pero todos debemos ser dignos del antiguo juramento que prestaron aquellos patriotas que juraron en ésa vieja casa. Somos el porvenir de ésos varones y la justificación de aquellos muertos".


Se necesitarían dos siglos más de una contracultura obstinada para poner a prueba la identificación agradecida de los argentinos con la fecha en que los diputados reunidos en Tucumán proclamaron, por unanimidad, la insumisión de las Provincias Unidas de la América del Sud de la dominación "de los Reyes de España.
Desde el primer momento, el congreso tuvo problemas: los diputados tardaban en llegar a Tucumán, el ejército había sido derrotado en Sipe-Sipe y se encontraba disperso y Rondeau que era el jefe de ése ejército, estaba en guerra contra Martín de Güemes. Además, el director supremo Alvarez Thomas había renunciado y había sido reemplazado en forma provisoria por Antonio González Balcarce (17 de abril de 1816).


Ante ésa situación, los diputados tuvieron que tomar urgentes medidas: elegir un nuevo director supremo. El 3 de mayo de 1816 designaron casi por unanimidad al diputado por San Luis, Juan Martín de Pueyrredón, héroe de la Reconquista durante las invasiones inglesas . Pero éste flamante director supremo no pudo viajar inmediatamente a Buenos Aires, primero tuvo que pasar por Salta para solucionar una situación difícil por la que pasaba ésa provincia y luego por Córdoba donde se entrevistó con el General San Martín y algunos congresales que presionaban acelerar la independencia y para convenir los detalles de la campaña que lograría la independencia de Chile y Perú.


San Martín, por entonces gobernador de Cuyo, enviaba cartas a los congresales. En una de ellas les decía: ¡Hasta cuándo tenemos que esperar para declarar nuestra independencia! ¿No les parece a ustedes una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener bandera y escarapela y hacer la guerra al soberano de quién en el día, se cree que dependemos? (...) Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pués nos declaramos vasallos (...) ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas..."


Serrano era diputado por Charcas, una de las provincias del Alto Perú presentes en Tucumán. También estaba allí la representación de Tupiza, Mizque (Cochabamba) y Chuquisaca para designar una autoridad que conciliara las diferentes opiniones en disputa. Refleja bien éste aporte el hecho de que el acta de la Independencia se registró en tres versiones en lengua española, quichua y aymará.
La Asamblea General Constituyente de 1813 dispuso no reconocer otras autoridades que las que de ella surgieran é instituyó el cargo de director supremo, que ocupó primero Gervasio Posadas y luego Carlos de Alvear, José Rondeau y Juan Martín de Pueyrredón.
El Triunvirato había hecho saber que la Asamblea estaría investida de carácter soberano y por ello había dado algunos símbolos soberanos: el Himno, como canción patriótica, el uso de la escarapela celeste y blanca, el escudo nacional... y la moneda. Pero al no cumplir con el objetivo fundamental que proclamara la emancipación, demoró una cuestión que en 1816 resultaría impostergable para el congreso, al que "ciudades y villas" habían sido convocadas a nombrar diputados.
En el Congreso de Tucumán iba nominarse a Belgrano, era la última esperanza de la revolución, el único poder revestido que tenía alguna autoridad moral, que representase la unidad nacional y los conflictos internos que agitaban a las provincias, le sustraían energías a su defensa y a la campaña que el general San Martín preparaba como libertador de los pueblos.


El caudillo oriental José Artigas mantenía serias diferencias con los convocantes al Congreso de Tucumán que se abstuvieron de concurrir como así también disidencias con constituyentes del Rio de la Plata.
Se habían reunido un año antes, el 29 de junio de 1815, en Concepción del Uruguay junto con quiénes se proclamaban orientales, delegados por Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones y Córdoba, aunque ésta estuvo representada en el lugar que se conocía como Arroyo de la China, en Entre Ríos.


Rondeau, antecesor de Belgrano al frente del Ejército del Norte, había caído en Sipe-Sipe, y dejado así comprometidas las fronteras de Jujuy y Salta, donde descollaban por valor, coraje y lealtad los gauchos "infernales" de Miguel Martín Güemes.
Después de la declaración de la Independencia cabía establecer un sistema de gobierno al que Belgrano propuso que debía ser monárquico y moderado, y encarnado en un hijo de la Casa de los Incas en Gabriel Condorcanqui.
Como enjuiciar a la esclavitud en días en que el mundo no admite más ley que la de la igualdad de todos los hombres?.
La situación en la antigua colonia era un caos: la “Santa Alianza” de las monarquías unidas en Europa derribaba a Napoleón y a los suyos, Fernando VII –el Rey español derrocado por el general francés en 1808- volvía al poder, la palabra “república” era mal vista a nivel mundial, y la angustiante guerra de liberación nacional se hacía interminable y demasiado costosa.
Era imprescindible legitimar la lucha contra una Corona reforzada y unificar los proyectos de los líderes, y por éso 33 diputados de varias partes de Sudamérica se reunieron para poner la firma, aunque al final no todos estarían presentes.
Hoy nadie está tan seguro de su resultado: algunos la consideran una hazaña épica, y otros piensan que de un plumazo se cerró la posibilidad de un cambio realmente revolucionario.
La abdicación de Fernando VII ante Bonaparte y sus ejércitos había acelerado la desarticulación de un desgastado Imperio Español. Los cambios en la metrópoli convulsionaron a la sociedad del Río de la Plata, y la potencia de las ideas liberales que llegaban desde Estados Unidos y de Francia crearon un clima que explotó con la caída de España y que llevó al surgimiento de la Primera Junta.


Por las disidencias internas comenzó un largo período de desorden y guerra civil, entre los que apoyaban a la Corona –los realistas- y el bando de la liberación –los patriotas-. Por éso hay seis años de diferencia entre Revolución e Independencia: “Si hubieran estado todos de acuerdo en 1810 la hubieran declarado en ése momento”. En ése vacío es que se firma el 9 de julio para querer llenar con “Nos los representantes”, una declaración de Independencia que fue una batalla que se comenzó a luchar mucho antes de 1816.
Desde Mayo habían desfilado distintos proyectos de Gobierno: primero se hizo la Revolución al grito de “viva el Rey, muera el mal gobierno”, luego se sucedieron los infructuosos intentos por organizar una Asamblea que estableciera un marco legal e incluso se llegó a coquetear con la idea de entregar el país al Imperio Británico.
Los grandes bandos que se enfrentaban eran los que seguían a Artigas, un caudillo que había conseguido enrolar a varias provincias del Litoral y a su campesinado, y que tenía las ideas más transformadoras de la época, y al sector de Buenos Aires, el más fuerte, que buscaba en la Independencia una manera de revalidar su poder. "Los porteños buscaban poner fin a la verdadera revolución e implantar su orden, mientras que para el artiguismo buscaba profundizar el camino revolucionario”, la necesidad que motiva a Buenos Aires a apurar la Independencia por el pánico ante la posibilidad de perder el control y el monopolio comercial. De hecho lo único claro, en la Independencia es el deseo de “romper los violentos vínculos que la ligaban a los reyes de España, algo tan endeble que días después hubo que agregarle, presión popular mediante, “y de toda otra dominación extranjera”. El resto quedó abierto a las interpretaciones.
En 1816 el sexto año de lucha llegaba en una crisis impresionante con la necesidad de lograr una declaración que se demoraba desde la Asamblea del XIII era imperiosa.
Descartado Buenos Aires como punto de encuentro por la resistencia política que provocaba, apareció Tucumán como opción natural porque había tenido un rol importante en la guerra del Norte y estaba lejos de los focos de conflicto. De movida Artigas bajó el pulgar a la Nación y no participaron entonces Santa Fe, Misiones, Corrientes y Entre Ríos.
El Cabildo del lugar como refugio clásico para tratar los asuntos políticos: estaba derruido y por éso hubo que mudarse y remodelar la residencia de Francisca Bazán de Laguna, que se transformó con el tiempo en “la Casita de Tucumán”, con ayuda de Aráoz que prestó sus muebles para las reuniones.
El revisionismo no coincide: Pacho O’Donnell hace hincapié en que la Independencia verdaderamente revolucionaria fue la que firmaron Artigas y los suyos en 1815 en la Banda Oriental, que luego sería Uruguay. Según O’Donnell fue ése “Congreso de los Pueblos Libres”, que estableció la autonomía en la región y dictó un régimen federal y coparticipativo, la declaración que representaba los ideales más transformadores de Mayo. Sus propuestas quedaron truncas: Artigas no fue a Tucumán al año siguiente, y luego el gobierno porteño colaboró en la derrota del prócer uruguayo.
En 1816 donde se firma la sentencia de muerte del proyecto realmente transformador que encarnaban, entre otros, Moreno, Artigas y Juan José Castelli, otro de los hombres de la Primera Junta.
El Congreso de Tucumán fue el punto final del ciclo revolucionario abierto en Mayo. "La conspiración de Buenos Aires con los portugueses para entregar la Banda Oriental y debilitar a Artigas, o la represión brutal hacia los que se rebelaban al poder porteño son la mejor prueba”.
Más allá de las posturas, es indudable que la Independencia sirvió para reforzar el poder de una Buenos Aires que se ensanchaba más de su importante comercio internacional. Ese control fue un arma de doble filo: tres años después obligarían a redactar la primera Constitución que despertaría tanto rechazo que el Directorio terminaría cayendo, dejando paso a la famosa “anarquía del 20”.
Si bien hoy, doscientos años después, podría parecer como un hecho aislado, aquella declaración fue parte de una puja y una lucha entre distintas facciones con distintos proyectos, que llevaba al menos seis años de incertidumbre.
Se cree saber que cuándo Pueyrredón informó a Artigas de la declaración de Tucumán del 9 de julio de 1816, éste le contestó que el Congreso de Oriente la había proclamado el 29 de junio de 1815. No hay pruebas documentales que lo consignen, pero la controversia desempolvó a raíz de un proyecto por el cuál la Cámara de Diputados de la Nación procuró legitimar en julio de 2014, la pretensión de Artigas y declaró feriado extraordinario el 29 de junio. ¡Nada pasó!! En enero último, la Presidenta CFK convalidó la curiosa tesis sobre la fecha de la primera declaración de la independencia y por decreto nominó en 2015 Año del Bicentenario del congreso artiguista. Increíble!! si en éso estamos, con todo estupor compartido por uruguayos. Apartémonos de las interpretaciones con las que la política afiebrada del presente pretende invadir la historia y ciñámonos hoy a la documentación fehaciente sobre el 9 de julio de 1816 y al contexto en que se debatían sus actores patrios.


La mirada hoy de los argentinos estará puesta sobre un punto geográfico en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 2016 donde se conmemora el Bicentenario de la Declaración de la Independencia de la Patria y será centro neurálgico de los festejos patrios donde asistirán el presidente Mauricio Macri, acompañado por el rey emérito de España, Juan Carlos I; y en un acto en la sala de la casa tucumana, el presidente Macri de la Nación firmará la "declaración de los próximos 100 años” junto a los gobernadores de todo el país a excepción de Alicia Kirchner de Santa Cruz y de San Luis del gobernador Alberto Rodriguez Saá que no suscribió el acta ni justificó su inasistencia y organizó su propia celebración en su provincia en la ciudad de Villa Mercedes.


El 9 de julio unas tres mil personas se habían congregado en la plaza Independencia, la principal de Tucumán, frente a la Casa de Gobierno de la provincia para seguir las alternativas de los festejos patrios por el Bicentenario.
En una mañana fría de 7 grados, pero soleada, los tucumanos se ubicaron frente a la Casa de Gobierno para ver de cerca al canto de "Tu-cu-mán" y agitando banderas celestes y blancas, niños escolares y gran cantidad de familias que acompañaban las celebraciones ya que a la Independencia se la tiende ver en éste país como una gesta épica y heroica.