A mediados de 1860 un residente español en la colonial Buenos Aires, Manuel García apoyado de sus hijos tenían como idea poner una casa de comida, al llegar cuatro años años antes compró un solar de ladrillos por $ 521 fuertes ubicado en la calle Victoria Nº 322 (hoy Hipólito Yrigoyen) que tenía como vecinos otros concurridos cafés "La Amistad" y "La Victoria (de Bolivar y Victoria) y el recién inaugurado "Tortoni" en (Rivadavia y Esmeralda). Se instala en ese lugar por aquél entonces como Botellería y Fonda donde se servía café, chocolate, horchata, jugo de naranja, vino, licores y alguna guarnición para acompañar ya que no era costumbre servir comida hasta mediados del siglo XX.
"El Imparcial" fue el bastión de la gastronomía española como el más antiguo de la ciudad a través de varias generaciones para devenir en el restaurant más famoso por su puchero de gallina hervida con vino carlón como fuera inmortalizado en la canción de tango como "pucherito de gallina con viejo vino carlón" y otras de su variedad el puchero de garbanzos, yerba y cigarrillos.
La casa guardó en su historial, la vida de gente común, personajes especiales, emigrantes, deportistas, gobernantes, legos destacados y espías y que todos sin distinción dejaron algo a su paso al atravesar la doble puerta de acceso al salón, donde se percibía una sensación difícil de trasmitir en ese espacioso ámbito de mayólicas con cuadros y mesas, que guardaban los dialógos y anécdotas de los parroquianos, de alegrías y tristezas que dejaban cada uno para entregarse a la calidez del lugar, entre el deleite de sus platos de variado menú que consevó a lo largo de sus 150 años. Así en "El Imparcial" pasaron las generaciones pero permaneció la tradición que hoy respira el aire de festejo desde aquella botellería al restaurant de hoy en la Calle Salta 93 que recuerdan muchos sueños, proyectos y frustraciones que se han hecho realidad en su sesquicentenario de 1860 hasta el 2010.
La casa guardó en su historial, la vida de gente común, personajes especiales, emigrantes, deportistas, gobernantes, legos destacados y espías y que todos sin distinción dejaron algo a su paso al atravesar la doble puerta de acceso al salón, donde se percibía una sensación difícil de trasmitir en ese espacioso ámbito de mayólicas con cuadros y mesas, que guardaban los dialógos y anécdotas de los parroquianos, de alegrías y tristezas que dejaban cada uno para entregarse a la calidez del lugar, entre el deleite de sus platos de variado menú que consevó a lo largo de sus 150 años. Así en "El Imparcial" pasaron las generaciones pero permaneció la tradición que hoy respira el aire de festejo desde aquella botellería al restaurant de hoy en la Calle Salta 93 que recuerdan muchos sueños, proyectos y frustraciones que se han hecho realidad en su sesquicentenario de 1860 hasta el 2010.
Buenos Aires en 1858 dejaba de ser una gran aldea con sus 178.787 habitantes para pasar a los 450.000 y en 1900 llegar a ser la ciudad que sombraba al mundo por su esplendor económico, la elegancia y lugares de comida y El Imparcial se diferenciaba por la eliminación de rejas del mostrador de las fondas y pulperías de la época, allí se brindaba confort y aseo.
Sus fundadores llegaron de Pontevedra buscando paz, trabajo y bienestar no imaginaron la jerarquía que lograrían y menos vislumbrar el futuro que le esperaba en éste país tan generoso.

En 1931 el remozamiento de la ciudad comienza con la apertura de la avenida 9 de julio que obliga desalojar las manzanas de la calle Victoria para volver a emigrar del lugar, y Don Severino García en 1933 se instala en su actual y definitivo lugar donde hoy funciona el Bar y restaurante como sociedad propietaria, y tiene una clientela que hace pausa en sus discusiones políticas como otrora, o degustar de una cocina española donde la paella es su especialidad, cerca de su competidor el Iberia sobre la Av. de Mayo y Salta donde se abroquelan los republicanos hasta hoy.
Las violentas discusiones acompañadas de proyectiles y mesas que volaban era propicida por la neutralidad y sosiego por don García que tenía que recibir a los contrincantes señalado por un cartel que rezaba "Son prohibidos los debates de mesa a mesa y discusiones de política y religión" y que tambien don Severino se jactaba de cierta misogenia al preciarse no tener permitido ingresar a las mujeres, ni vitroleras, coperas y orquesta de señoritas que comenzaron a proliferar en los lugares de la sociedad de taitas y malevos en la época del lumpen y del inquilinato.

"El Imparcial" impone en sus 150º años como al más antiguo y tradicional restaurante de estilo español que invita con su comida al deleite de los sentidos, de reconocimiento nacional e internacional con lauros obtenidos en América 86 con sus menú en pescados y mariscos, paellas, cazuelas, ostras y caracoles.
En su cava se aprecian una variedad de vinos nacionales, portugueses y españoles que reafirma que en El Imparcial las generaciones pasan permaneciendo las tradiciones.