En medio de un paisaje barilochense, en una cabaña con el bosque, los lagos y la nevada, un equipo de técnicos é ingenieros le están poniendo los últimos retoques al más grande satélite construido por la Argentina, en un ambiente de lo más pulcro, trabajan enfundados en guardapolvos limpísimos, con botas de tela descartable, cofia y hasta barbijo al igual que los cirujanos.
Los encargados de la construcción del Sac-C (como se llama el satélite) son técnicos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y del Invap, ésta última es una empresa cuyo único accionario es el Estado de Río Negro.
El Invap en 20 años construyó dos satélites, uno de ellos, el Sac-A, fue llevado al espacio por el transbordador espacial a fines del año último y aún está en órbita. Además, el Invap fabrica y exporta equipos de cobaltoterapia y le vendió reactores nucleares a países como Perú y Egipto, y está ubicado a 20 kilómetros del Centro de Bariloche.
El Sac-C como satélite será capaz de hacer toda una serie de destrezas: poder medir en detalle el campo magnético de la Tierra, tomará datos de la radiación del espacio y como afecta a los componentes electrónicos y develará rastreando la ruta de la ballena franca del Sur.
El satélite llevará al espacio tres cámaras que tomarán imágenes de nuestro país como así obtener del lugar del mundo que se desee.
La importancia de los satélites está en determinar los sistemas productivos de un país como: agricultura, ganadería, pesca, minería, y desastres naturales. El problema es que a nivel comercial el referente más importante para nosotros es el Land-sat, un satélite norteamericano que provienen casi todas las imágenes que conocemos de la Argentina desde el espacio. Pero el Land-sat tiene dos inconvenientes, uno, es que pasa por el mismo punto cada 16 días, y si hoy toma una imagen de una región de la pampa húmeda, no tomará otra hasta dentro de dos semanas.
La otra es que las imágenes que toma el Land-sat tienen una resolución de 30 metros. Si se amplía la imagen hasta descomponerla en puntos, cada uno de ellos equivale a 30 metros de terreno, es buena resolución para algunos detalles pero resulta muy engorroso para estudios en el nivel regional.
El Sac-C tiene una revisita de 9 días y tarda algo más de una semana en tomar imágenes de un mismo punto, pero éste período se puede reducir a dos días, lo cual resulta muy útil para seguimiento de incendios o inundaciones. La resolución de la cámara principal del Sac-C toma imágenes con 175 metros de resolución: con menos detalles, pero más cantidad de imágenes del terreno en cada toma. Ideal para parametrizar trabajos regionales. El Sac-C se construye en la Argentina, pero algunos de los elementos que lleva son extranjeros.
El que mide el campo magnético terrestre es en parte danés y en parte norteamericano, y los italianos también participan; quieren saber cómo funcionará un sistema para que el satélite se ubique mediante la lectura de las estrellas (como los antiguos navegantes). Los franceses experimentarán un sistema que mide la radiación en el espacio y cómo influye en el funcionamiento de los componentes electrónicos. La parte de teleobservación es made in Argentina, así como el rastreador para las ballenas, los paneles solares y las ruedas de inercia. Para nuestro país, el satélite significa el desembolso de unos 30 millones de pesos pero la Argentina no deberá gastar en el lanzamiento, ya que poner en órbita a 707 kilómetros de altura los 470 kilos de su peso, el Sac-C cuesta unos 15 millones de pesos.
Según lo programado, en unos días el satélite partirá rumbo a Brasil para las pruebas finales, y el gran día será el próximo 15 de diciembre desde Vandemberg, un centro de lanzamiento ubicado en el desierto de California. Entonces el Sac-C subirá al espacio a bordo de un cohete Delta y permanecerá en órbita cuatro años.
El programa incluye la construcción de 3 satélites más el César que se hará con la cooperación de España y el Sabia 3 con el trabajo conjunto de Brasil. Aunque cada uno tiene diferentes configuraciones, básicamente poseerán características similares al Sac-C.
El Saocom 1A Y 1 B en cambio, serán unos satélites de radar de apertura sintética polarimétrico
operando en banda L (1,275 Ghz, 23,5 cm de longitud de onda), y en lugar de observar la Tierra con cámaras ópticas, lo hará mediante microondas, y a modo de radar, lanzará ondas hacia el suelo y analizará cómo rebotan para poder completar el relevamiento del suelo. Para este tipo de satélite, no importa que el cielo esté cubierto de nubes, sea de día o noche ya que las microondas pueden atravesarlas.
Como aplicación estratégica es desarrollar mapas de humedad del suelo en las áreas de la región de Bs As, Córdoba, Entre Rios, La Pampa y Santa Fé.
Servirá también para predicción de fusariosis en la espiga de trigo, como así también para gestión de riegos y emergencias hidrológicas y aplicaciones de interferometría en elevación y deformación de terrenos.
La constelación SAOCOM será integrada por el SIASGE junto a la agencia espacial Italiana (ASI) con cuatro satélites COSMO SkyMed que operarán en banda X de 9,6 Ghz, 3,1 cm de longitud de onda que permitirá obtener imágenes de la misma región cada 12 horas.
www.conae.gov.ar
Los encargados de la construcción del Sac-C (como se llama el satélite) son técnicos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y del Invap, ésta última es una empresa cuyo único accionario es el Estado de Río Negro.
El Invap en 20 años construyó dos satélites, uno de ellos, el Sac-A, fue llevado al espacio por el transbordador espacial a fines del año último y aún está en órbita. Además, el Invap fabrica y exporta equipos de cobaltoterapia y le vendió reactores nucleares a países como Perú y Egipto, y está ubicado a 20 kilómetros del Centro de Bariloche.
El Sac-C como satélite será capaz de hacer toda una serie de destrezas: poder medir en detalle el campo magnético de la Tierra, tomará datos de la radiación del espacio y como afecta a los componentes electrónicos y develará rastreando la ruta de la ballena franca del Sur.
El satélite llevará al espacio tres cámaras que tomarán imágenes de nuestro país como así obtener del lugar del mundo que se desee.
La importancia de los satélites está en determinar los sistemas productivos de un país como: agricultura, ganadería, pesca, minería, y desastres naturales. El problema es que a nivel comercial el referente más importante para nosotros es el Land-sat, un satélite norteamericano que provienen casi todas las imágenes que conocemos de la Argentina desde el espacio. Pero el Land-sat tiene dos inconvenientes, uno, es que pasa por el mismo punto cada 16 días, y si hoy toma una imagen de una región de la pampa húmeda, no tomará otra hasta dentro de dos semanas.
La otra es que las imágenes que toma el Land-sat tienen una resolución de 30 metros. Si se amplía la imagen hasta descomponerla en puntos, cada uno de ellos equivale a 30 metros de terreno, es buena resolución para algunos detalles pero resulta muy engorroso para estudios en el nivel regional.
El Sac-C tiene una revisita de 9 días y tarda algo más de una semana en tomar imágenes de un mismo punto, pero éste período se puede reducir a dos días, lo cual resulta muy útil para seguimiento de incendios o inundaciones. La resolución de la cámara principal del Sac-C toma imágenes con 175 metros de resolución: con menos detalles, pero más cantidad de imágenes del terreno en cada toma. Ideal para parametrizar trabajos regionales. El Sac-C se construye en la Argentina, pero algunos de los elementos que lleva son extranjeros.
El que mide el campo magnético terrestre es en parte danés y en parte norteamericano, y los italianos también participan; quieren saber cómo funcionará un sistema para que el satélite se ubique mediante la lectura de las estrellas (como los antiguos navegantes). Los franceses experimentarán un sistema que mide la radiación en el espacio y cómo influye en el funcionamiento de los componentes electrónicos. La parte de teleobservación es made in Argentina, así como el rastreador para las ballenas, los paneles solares y las ruedas de inercia. Para nuestro país, el satélite significa el desembolso de unos 30 millones de pesos pero la Argentina no deberá gastar en el lanzamiento, ya que poner en órbita a 707 kilómetros de altura los 470 kilos de su peso, el Sac-C cuesta unos 15 millones de pesos.
Según lo programado, en unos días el satélite partirá rumbo a Brasil para las pruebas finales, y el gran día será el próximo 15 de diciembre desde Vandemberg, un centro de lanzamiento ubicado en el desierto de California. Entonces el Sac-C subirá al espacio a bordo de un cohete Delta y permanecerá en órbita cuatro años.
El programa incluye la construcción de 3 satélites más el César que se hará con la cooperación de España y el Sabia 3 con el trabajo conjunto de Brasil. Aunque cada uno tiene diferentes configuraciones, básicamente poseerán características similares al Sac-C.
El Saocom 1A Y 1 B en cambio, serán unos satélites de radar de apertura sintética polarimétrico
operando en banda L (1,275 Ghz, 23,5 cm de longitud de onda), y en lugar de observar la Tierra con cámaras ópticas, lo hará mediante microondas, y a modo de radar, lanzará ondas hacia el suelo y analizará cómo rebotan para poder completar el relevamiento del suelo. Para este tipo de satélite, no importa que el cielo esté cubierto de nubes, sea de día o noche ya que las microondas pueden atravesarlas.
Como aplicación estratégica es desarrollar mapas de humedad del suelo en las áreas de la región de Bs As, Córdoba, Entre Rios, La Pampa y Santa Fé.
Servirá también para predicción de fusariosis en la espiga de trigo, como así también para gestión de riegos y emergencias hidrológicas y aplicaciones de interferometría en elevación y deformación de terrenos.
La constelación SAOCOM será integrada por el SIASGE junto a la agencia espacial Italiana (ASI) con cuatro satélites COSMO SkyMed que operarán en banda X de 9,6 Ghz, 3,1 cm de longitud de onda que permitirá obtener imágenes de la misma región cada 12 horas.
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