miércoles, 15 de junio de 2011

Nuevas Parejas; la tendencia en aumentar la convivencia y acortar noviazgos


En la nueva sociedad el nuevo punto de vista del amor se ha convertido en una secuencia rápida para lo cuál la prueba de amor en armar la familia, no ya con pulseras de esclava que recibía en su aniversario de casada que cayó en desuso, como así se relativiza el anillo de compromiso ante el avance de las nuevas parejas que prefieren casarse sin adquirir compromiso ni responsabilidades ni pomposas fiestas y que futuramente solo durarían 20 minutos con solo dar el "Sí"... y lo festejamos en la pizzería.
Hace tiempo era mal visto juntarse y en algunos sectores de la sociedad no se podía ni fantasear y se observa cada vez más un mayor desapego a la institución matrimonial como reguladora de la vida de la pareja no por la propensión a unirse sino a una mayor concensualidad. Estos cambios han acompañado una mayor frecuencia de disoluciones voluntarias por incrementar la relación divorcio-matrimonio a tiempo de 5 años de duración en promedio.
Es así que en Buenos Aires se extienden la misma cantidad de certificados de matrimonio que de convivencia y unión civil aprobada el 12 de diciembre de 2002. 
El proceso de abandonar los papeles comenzó en 1960 y se profundizó en los 80 con una mayor libertad individual y más independencia en la mujer. Así en éstos 40 años se cuadruplicaron las parejas que conviven sin libreta y ésto provocó otro cambio en la sociedad que la mitad de los noviazgos no pasan del año.
En los 80 los matrimonios eran el 93% de las parejas y en 2010 bajó al 65% y se casaron ése año en la ciudad 13.589 parejas a la vez que 11.250 tramitaron la convivencia y 586 uniones civiles por parejas heterosexuales y 85 por homosexuales entre ellos 55 varones y 30 mujeres, por lo cuál los casados son el 55% de nuevas parejas. 
Lo cierto es que firmar papeles no asegura nada ya que por cada dos casamientos hay un divorcio. 
En el siglo XX la mujer que convivía con un hombre era mal mirada y señalada peyorativamente como concubina y ésto fue cambiado ahora por compañera, mujer, esposa o generalizado por vivir en pareja que a partir de los 70 registra la incidencia de cohabitación como la modalidad de entrar en una unión ininterrumpida, y en los 80 se transformó en opción de convivencia marital aceptada por todas las clases sociales de la sociedad porteña.
En los 90 ésto se profundiza con el aumento de la edad de los contrayentes en la unión pero también aumentan las reincidencias en la madurez, en particular entre los varones para el matrimonio en donde antes del 60 se casaba el 92%, eran padres a los 28 años y tenían 2 hijos y posteriormente en los 90 se casaba el 69% que eran padres a los 31 años, tenían 2 hijos pero se divorcia un 50%.
Se tiende en las jóvenes a perderse la costumbre a las flores y las cartitas del noviazgo como así todo lo que soñaba desde que era chica porque ya los tiempos de vorágine social y electrónica no lo permiten y el romanticismo se enfría con la tendencia hacia el nuevo concepto del amor biónico.