lunes, 15 de febrero de 2016

MARTÍN GARCÍA: a 500 años de su descubrimiento


Codiciada por ingleses, franceses, españoles y portugueses por su ubicación estratégica, a lo largo de su historia se convirtió en lazareto, base naval y penal. Allí estuvieron presos los presidentes Yrigoyen, Alvear, Perón y Frondizi.
En 1515, una expedición a cargo de Juan Díaz de Solís llegó al Río de la Plata y divisó la isla. Allí vivían guaraníes y charrúas que combatían a los conquistadores. A lo largo del siglo XVI, la isla fue visitada por diferentes expediciones.
La primera vez que los europeos arribaron al territorio argentino en 1516, cuándo Juan Díaz de Solís pisó el suelo de la isla Martín García y su expedición desembarcó en la isla con 60 hombres y tres naves.
 La isla recibe su nombre en honor al despensero de la expedición de Juan Díaz de Solís que falleció en su costa y para honrar al tripulante desaparecido, Solís decidió bautizar con su nombre a la isla.



Martín García es una isla del Río de la Plata bajo soberanía argentina rodeada de aguas uruguayas. Se encuentra a 37,5 kilómetros de distancia de la costa argentina y a 3,5 kilómetros de la uruguaya. Tiene una superficie de aproximadamente 168 hectáreas y una población estable de unos 120 habitantes. Constituye una reserva natural de uso múltiple, según el Tratado del Río de la Plata de 1973.
Españoles y portugueses se disputaron la isla durante la época colonial por más de dos siglos. Era tan importante su posición geográfica como estratégica que fuerzas militares se establecieron en ella a mediados del Siglo XVIII.
Luego de la Revolución de Mayo de 1810 la isla fue ocupada por los realistas y en 1811 el Primer Triunvirato dió inicio a la tradición de la isla como lugar de reclusión a los rebeldes y allí eran llevados los soldados condenados que se negaban a cumplir órdenes de sus superiores.


Durante el Segundo Triunvirato, el ministro de Hacienda, Juan Larrea, quiso terminar con la ocupación realista en la isla. Fue recién en el combate de Martín García en 1815 con la tropa de Guillermo Brown logra expulsarlos. Desde entonces la isla quedó en manos de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
 La disputa por la Banda Oriental culminó en 1825, cuándo Brasil le declaró la guerra a las Provincias Unidas, bloqueó el Río de la Plata y tomó Martín García. Brown la recuperó y luego, entre 1826 y 1827, sus victorias reafirmaron la soberanía argentina.
 Los ingleses también tuvieron su rol protagónico a mediados del siglo XIX cuándo ocuparon la isla desde 1845 hasta 1850. Fue devuelta en 1852 a la Confederación Argentina.


A fines del siglo XIX el proceso de inmigración trajo enfermedades, epidemias y contagios. En ésa época Martín García se convirtió en un centro de aislamiento para enfermos.
En 1870 se creó el Salón Urquiza, que funcionó como salón de fiestas y reuniones importantes.
En 1920 sufrió un incendio que destruyó el interior casi por completo y ése mismo año fue reparado y se agregaron ocho palcos. En 1933 fue convertido en cine.
Durante el siglo XIX la isla recibió amotinados, anti reformistas clericales, indios capturados en la Campaña del Desierto para que  en 1896 el presidio pasó a ser exclusivamente militar.
En 1945 el general Juan Domingo Perón estuvo preso en la isla.
La propuesta se basaba en dos líneas de pensamiento, por un lado, se inspiraba en el modelo de federación de los Estados Unidos, en el cuál su capital, Washington DC, no depende de ningún estado, y por otro en la posición geopolítica de Martín García por su carácter insular e independiente, otorgaría a los tres estados (Confederación Argentina, República Oriental del Uruguay y Paraguay) igualdad para negociar la navegabilidad de los ríos Uruguay y Paraná y para comerciar libremente.
Que Martín García se convirtiera en Argirópolis (del griego Άργυροπόλις "ciudad de la Plata") sería para poner fin a la rivalidad entre Buenos Aires y Montevideo dándole importancia a Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos y Asunción y también facilitaría la devolución de la isla ocupada entonces por franceses.
Para Sarmiento, la división y las guerras civiles en las provincias argentinas entre unitarios y federales y el sitio de Montevideo, convertía a la región en una presa fácil de Brasil, eterno rival del Plata, y en 1852 cuándo Juan Manuel de Rosas fue derrocado la propuesta de crear Argirópolis quedó en el olvido.
En épocas del Virreinato del Río de la Plata, Buenos Aires era una aldea que las frecuentes lluvias convertían en un lodazal. Para revertir esta situación, el virrey Nicolás de Arredondo se propuso mejorar las calles, y por carecer de fondos, impuso un gravamen a las lanchas del río para traer piedras cada tanto que de éste modo comenzó el adoquinado de la Plaza Mayor de la Buenos Aires colonial.
La piedra utilizada para hacer adoquines provenía de la isla Martín García de su enorme cantera natural. Los penados en la isla eran los encargados de realizar la extracción y el traslado del granito hasta el muelle.


En 2013, los adoquines de las calles de la ciudad Autónoma de Buenos Aires fueron declarados Patrimonio Cultural. Hoy Buenos Aires conserva desde hace décadas 4.000 cuadras de adoquines de las  26.000 que existían anteriormente.​